viernes
a.m.
soñé que había personas adentro de mi cabeza, y que tenían una vida como la de cualquier persona. A mi no me ponía nerviosa descubrirlos, me daba curiosidad verlos bajar por mis pestañas y subirse a mis labios, vestiditos para trabajar o para arreglar el patio.
También que me daban un aviso para escuchar cellistas en una estancia y que había mucha mafia en el pueblo donde me lo dieron, por suerte ya no había personas en miniatura dando vueltas por mi cuerpo, pero no llegué a escuchar nada.
Me desperté con el olor a tostadas
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