viernes

la misma danza

la tercera era la que me gustaba y la que más me gusta.
pero nunca el cielo estuvo tan nublado, siempre celeste o con un par de nubes dando vueltas. Con idealizarlo figuraba la lluvia, pero nunca caía.
El árbol se desconectó una estación y todavía se cree en verano, no entiende los cadáveres hermanos, ni la alfombra de extensiones secas. Una hoja del más cercano no se rinde y se mantiene desde lo más profundo de su naranja pálido, lo mira, sonríe y se deja caer.
La estación más fría en una semana se ocupó de desvanecer el verde, después lo vio hamacarse en la brisa de cada minuto para aterrizar sin vida en un colchón de más del color apagado. La angustia lo agobiaba, el congelamiento corporal fue lo primero en llegar, las de arriba se dejaban aún contemplar, en la cima, por un sol tenue pero impasible.
Su primer invierno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario