viernes

p.m.

extraño no tener la noción de un tiempo veloz y el tener una hora en mi bolsillo. Ahora ando perdida teniendo una gran conciencia de la lentitud del tiempo, pero ningún reloj. A veces tengo suerte y me paro enfrente de una torre de los ingleses, y me tira el dato, en formato agujas o paso cerca de una iglesia y campanas me gritan de a uno las horas, entonces me concentro y cuento, y ahí algo perdí de noción, hasta la última en la que me desconcentré y con la cuenta de las campanadas, un minuto había pasado y desde ahí, un segundo recién pasaba. ahora tengo una excusa para llegar tarde y minutos desmedidos para pensarte, siempre con una idea clara del tiempo. Con una idea clara de que no te veo.

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