miércoles

velado

Era el reflejo de los sucesos, un espejo improvisado para algunas situaciones. Plasmaba un viaje, un paisaje, algunas personas y muchas cosas. Un día se sintió asfixiado en la oscuridad y se percató de estar enredado entre varias paredes y una columna. A partir de ahí todo fue confuso: se desenvolvió y volvió, se mareó y se atascó, en la desorientación, fue un ´click´ lo que le hizo ver la luz del sol, iniciando un viaje astral para desaparecer en la realidad. Lo único que dejó fue su cuerpo como un estuche vacío y una brillo particular en sus ojos perdidos.
 Ahora las personas no lo entienden, el gato no lo reconoce y el perro de la vecina le gruñe. Sólo lo llevan con las llaves de algunas puertas, para recordarlo siempre por lo que fue: el reflejo de otro ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario